Hay veces que sales de casa con una actitud totalmente pasiva, con poca autoestima. Mientras te mirabas al espejo para prepararte veías el reflejo de una persona corriente y moliente sin nada destacable. Cuando te vestías te ponías lo primero que pillabas porque no pensabas hacer nada especial ese dia.
Pero de repente ocurre algo que no esperabas, una tontería que hace que tu actitud cambie totalmente. Te pone una sonrisa en la cara y de repente te haces visible a tus ojos y a los ojos de los demás.
Ayer cuando salia a tomar algo con Inés, por la calle nos encontramos a unos tipos. Hasta ahí nada raro. Empezaron a decirnos cosas (no sabría decir que, porque yo soy de las que acelera el paso aunque sean de lo mas amables y solo quieran hacer amigos) hasta que levante la vista del suelo y vi que uno llevaba un sombrero de cowboy (al mas puro estilo Robert Rodriguez )... Pero no uno de estos que se compran para salir de fiesta, no. Uno de los buenos, que fijo que le había costado una pasta. Y os puedo asegurar que el hecho de que un hombre que viste un sombrero de cowboy intente ligar contigo, cambia tu actitud para el resto de la noche.
5 minutos después entramos a un bar y decidí que me voy a ligar al camarero. Es así, no hay mas que decir. Esta decidido. Creo que no estoy ni tan mal y que me merezco a ese hombre.
El viernes que viene... volveremos
Por cierto amigas mías, ese boy que un día me tenéis que contratar... ahora en vez de bombero lo quiero de vaquero vale?
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario